En el marco de la reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en La Valeta, Malta, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó al presidente ruso, Vladímir Putin, de llevar a cabo un «proyecto imperialista para borrar a Ucrania del mapa». Blinken subrayó que la invasión rusa a Ucrania ha causado una devastación significativa y ha generado una crisis humanitaria de gran magnitud.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, presente en el mismo foro, advirtió sobre el resurgimiento de una nueva Guerra Fría. Lavrov criticó a Occidente por su postura hacia Rusia y señaló que las acciones de la OTAN y sus aliados están llevando al mundo a una situación similar a la de la Guerra Fría, con riesgos de escalada en el conflicto actual.
Estas declaraciones reflejan la creciente tensión entre Estados Unidos y Rusia en el contexto del conflicto en Ucrania. Mientras Washington acusa a Moscú de intentar eliminar la soberanía ucraniana, el Kremlin denuncia que las políticas occidentales están reavivando divisiones históricas y aumentando el peligro de confrontaciones más amplias.
La situación en Ucrania continúa siendo un punto crítico en las relaciones internacionales, con implicaciones profundas para la seguridad y estabilidad globales. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos y las posibles consecuencias de una escalada en las hostilidades.